Colombia tuvo dos versiones en su estreno en el sudamericano sub-20. A primer tiempo gris, malo, aburrido, con derrota, con angustia; y en segundo tiempo con luz, con chispa, con vida. Empató 1-1 contra Paraguay, pudo, debió ganar, no lo logró.
Colombia arrancó con todo el entusiasmo, pero con solo eso, es bien sabido, no se ganan los partidos. Sobre todo cuando el libreto se desbarata tan rápido y tan lapidario. Una mano de protección de gustavo puerta en el área fue sancionada como penalti, y apenas iban 7 minutos, un temprano dolor de cabeza, una angustia inesperada. Wlk cobró con toda serenidad, engañó al portero colombiano y puso el1-0, tan rápido, tan preocupante.
Colombia ni siquiera había mostrado sus armas. No se sabía si tenía furia en ataque, o si iba a tener creación y profundidad, no se sabía si Jhon Jader Duránel ausente que se fue al Aston Villa, realmente iba a ser falta (y sí, hace falta). La única certeza en 7 minutos es que ya perdía, conacierto o desacierto del árbitro, pero perdía.
Quedaba toda una vida por delante, pero Colombia ya estaba incómoda, con el reto de tener que remontar, de encontrar, primero que todo, el empate, pero la claridad que necesitaba empezó a naufragar muy rápido.
Para colmo, enfrente tuvo una muralla móvil, un Paraguay bien ajustado, un ferreo block para defender, que de eso saben, y para cortar juego, que de eso son expertos, y con mucho orden, que eso demostraron. Y así, el primer tiempo de Colombia fue una sola confusión.
De nada le corresponde al equipo tener la pelota, dominarla, ser dueño de ella, pues con ella no hizo daño, no agredía. Lo mejor que mostrará será la salida permanente de Ocampo, el buen derecho lateral. Por lo demás, el ataque fue ligero, sin chispa. Un par de remates sin mucha convicción.
Cambios y reacción
Lo que se dijo en el camerino en el entretiempo, es un misterio, pero Colombia salió a la cancha con otra actitud, también con elementos nuevos, frescos, más claros. Entraron Miguel Monsalve y Juan Castilla, y Monsalve fue el faro, y gestó el empate.
Al primer minuto de la parte final el volante dibujó un pase filtrado, de esos pases que el partido reclamó para quebrar la defensa paraguaya, y Luna fue el que recogió la pelota, encaró y definió para el 1-1. A gol que si bien no era de victoria, sí quitaba un peso de encima.
El partido fue otro. Paraguay, que hizo daño cuando contragolpeaba en la primera parte, perdió esa dinámica. Se dedicó a ver cómo Colombia lo acechaba, ya aguantar con toda su furia.
Monsalve, el del Medellín, fue una luz en el túnel, alumbró el panorama de la Selección, tuvo el gol del triunfo pero el arquero se lo evitó cuando todo el estadio y el propio Monsalve ya cantaban. Luego probó en buen tiro libre. Se ganó el puesto, ¿o no? Y si no era Monsalve, ¿quién?, pues Cortés tuvo un gran disparo que desvió con las uñas el portero.
Colombia terminó adelante, elaborando, llegando, el gol del triunfo se presentía, se respiraba en el Pascual Guerrero, pero pudo más la fatalidad del reloj, llegaron los 90 y el anhelado segundo gol no llegó. Colombia mejoró, mostró que sí tiene armas, pero faltan ajustes. El sábado, el segundo reto es Perú (que perdió con Brasil 3-0), al que toca vencer como sea.
PABLO ROMER
redactora de EL TIEMPO
@PabloRomeroET