Jane Goodall es reconocida mundialmente como una de las figuras más influyentes en la primatología, disciplina científica dedicada al estudio de los primates no humanos. Su trabajo no solo transformó la comprensión científica sobre los chimpancés, sino que también rompió paradigmas tradicionales y sentó bases para la conservación y la ética en el trato de los animales.
Primeros pasos en el campo: de la curiosidad a la ciencia
En 1960, una joven británica sin formación universitaria formal en biología llegó a la Reserva de Gombe, en lo que hoy es Tanzania, con una misión impulsada por la pasión: observar a los chimpancés en estado salvaje. Hasta ese momento, los primatólogos raramente interactuaban o pasaban largos períodos de observación directa con los animales. Goodall, guiada inicialmente por el antropólogo Louis Leakey, empleó un enfoque innovador: la paciencia, la inmersión total y la observación prolongada.
A diferencia de lo que era habitual en esa época, cuando se investigaba a los primates en zoológicos o laboratorios, Jane Goodall optó por realizar estudios prolongados en el terreno. Debido a este enfoque, empezó a identificar comportamientos que no se habían visto previamente.
Descubrimientos que transformaron la primatología
Uno de los descubrimientos más destacados de Jane Goodall fue el uso y creación de herramientas por los chimpancés. Ella observó cómo manipulaban ramitas ajustadas para extraer termitas de los montículos. Este comportamiento demostró que la capacidad de fabricar y usar herramientas no era exclusiva de los seres humanos, cuestionando la creencia dominante de la época.
Además, documentó complejos sistemas de comunicación, estructuras sociales sofisticadas e incluso conductas que sugerían rudimentos de empatía, altruismo y rivalidad. Goodall también fue testigo de conductas agresivas, incluidas guerras territoriales y asesinatos entre chimpancés, cuestionando así la visión romántica del «buen salvaje» y abriendo preguntas sobre la naturaleza de la violencia.
Avances en metodologías y ética
Jane Goodall transformó el enfoque metodológico en primatología al destacar la relevancia de asignar nombres y reconocer personalidades únicas. Aunque los investigadores tendían a identificar a los animales mediante números para prevenir la «antropomorfización», Goodall argumentaba que los chimpancés poseen emociones, conexiones familiares y gustos, los cuales merecían atención en los estudios.
Esta perspectiva permitió una apreciación más profunda y precisa del comportamiento animal y, además, apuntaló un cambio en la ética científica. La empatía y respeto por los sujetos de estudio se hicieron parte fundamental de las mejores prácticas en investigación animal.
Influencia en la conservación y el activismo
Más allá de los laboratorios y las publicaciones académicas, Jane Goodall se convirtió en una voz global por la protección de los chimpancés y su hábitat. Fundó el Instituto Jane Goodall y el programa Roots & Shoots, dedicados a la conservación, la educación ambiental y el desarrollo comunitario sostenible.
A través de iniciativas globales, Goodall promovió programas de rehabilitación, medidas de protección y concienciación sobre la interacción entre las comunidades humanas y su entorno. Su enfoque integral combinó la conservación de primates con el bienestar humano, destacando la interdependencia entre ambos.
Influencia duradera y actualidad de la labor de Jane Goodall
La influencia de Jane Goodall no solo se manifiesta en útiles datos etológicos, sino en la transformación completa de la primatología. Sus investigaciones han sido citadas en estudios sobre cognición, genética y evolución humana. Ha inspirado generaciones de científicos, naturalistas y activistas, además de lograr que la voz de los animales silvestres sea escuchada en foros internacionales como la ONU.
El legado de Goodall se extiende a la educación intercultural, la promoción de la sostenibilidad y la defensa del bienestar animal, reflejando cómo la curiosidad y el compromiso pueden provocar cambios significativos tanto en la ciencia como en la sociedad. Su vida ejemplifica que la observación respetuosa y la empatía pueden cambiar paradigmas y abrir nuevas perspectivas sobre nuestro lugar como especie en el planeta.

