Renfe se encuentra en pleno proceso de modernización. La firma de transporte público ferroviario está renovando su flota con el objetivo de ofrecer un servicio mejorado y ser más respetuosa con el medio ambiente. Para lograrlo, ha destinado alrededor de 5.500 millones de euros, incluida la inversión en mantenimiento, con la intención de incorporar a sus vías más de 406 trenes a partir de 2025. Este cambio no se está haciendo en solitario. A su paso, la empresa ha tejido una red de alianzas con las principales compañías de construcción de unidades férreas, gigantes del mundo tecnológico y diversos compañeros de viaje que están avivando la llama de la innovación, el empleo, la atracción de talento y la competitividad industrial.

“Para Renfe el reto está en seguir prestando un servicio público de calidad, y hacerlo en un entorno cada vez más cambiante”, dijo Raül Blanco, presidente de la firma. “Para hacerlo se necesita una potencia inversora mucho mayor”, resaltó Blanco en el encuentro Renfe: transformando la industria y el empleo en España, organizado por EL PAÍS y esta compañía. En ese sentido, el representante de la firma indicó que la inversión entre 2018 y 2022 ha sido un 124% superior, respecto a los cuatro años previos. Los recursos son solo la punta de lanza para agilizar el sector industrial y el mundo que hay alrededor de la construcción e innovación ferroviaria. “En España, tenemos un ecosistema variado y una cadena de valor completa, que no sucede en todos los sectores. Tenemos una responsabilidad de ser impulsor, de garantizar el desarrollo tecnológico del futuro”, resaltó Blanco.

Una parte importante de los nuevos trenes (los de Cercanías, Rodalies y Media Distancia) estarán en las vías a principios de 2025. “Ya se están fabricando en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) y en Valencia… se tendrá una de las flotas más modernas de Europa”, recalcó el presidente de la empresa. El proceso de renovación, que coincide con la liberación del sector, se viene gestando desde hace años y ha tenido que hacer frente a diversos obstáculos en el camino: como la crisis financiera de 2008, la caída del PIB en los años posteriores, y algunos más recientes como la pandemia, la invasión rusa en Ucrania y los problemas en la cadena de suministro suscitados por diversos factores, que han llevado a un incremento en los costes. A pesar de las piedras en el camino, las grandes compañías han confiado en el futuro que tiene este medio de transporte en el país y el compromiso de la administración pública por echarlo adelante. “España tiene una de las industrias ferroviarias más potentes del mundo y esto no es casualidad”, dijo Leopoldo Maestu, presidente de Alstom España y Portugal.

Apuesta de largo plazo

El Gobierno —con la colaboración de Renfe, Adif (propietaria de las infraestructuras) y el Ministerio de Transporte— emprendió su camino hacia el tren en los años 90, y proveedores nacionales e internacionales se sumaron a la iniciativa. “La apuesta ha sido evidente”, agregó. Maestu explicó que la firma que representa también se ha unido a este viaje con la modernización de su planta en Barcelona, que se ha convertido en una referencia dentro del grupo. “Significa, en términos económicos, más de 150 millones de euros en inversión y la primera línea automatizada de soldadura en el entorno de Alstom”, afirmó. España es un mercado clave, pues representa para la corporación francesa unos 800 millones de euros en ventas, sobre un total de 16.000 millones de euros a escala mundial, subrayó Maestu.

La transformación de la flota también es un compromiso con el futuro, en el que la movilidad eléctrica se ve como la solución más factible para reducir las emisiones contaminantes. “La apuesta que ha hecho Renfe por la modernización está enmarcada en el ámbito de la sostenibilidad”, destacó Iñigo Parra, presidente de Stadler Valencia. “El mundo se ha dado cuenta de que el transporte ferroviario es clave y nos sentimos protagonistas del cambio”, dijo. Esa renovación también está trayendo innovación y talento fresco al país, comentó Parra. “Está arrastrando y empujando mucha tecnología”, según el representante de la firma (que pertenece al grupo suizo Stadler tras su adquisición en 2016). Y todo este viraje refuerza al sector industrial nacional. “Siempre digo que un país sin fábricas es un país sin futuro, así que esta es una apuesta muy importante”. En ese sentido, dijo que Stadler Valencia ha invertido en la última década más de 250 millones de euros en España. “Cuando te encuentras con un proyecto coherente, te permite abordar compromisos fuertes”, aseveró.

La incorporación de nuevas unidades, además, se acompaña de un cambio en las tripas informáticas de la empresa, cuyos clientes buscan una mejor interacción digital en todas las fases del viaje. Para ello, Renfe se ha unido a gigantes tecnológicos como AWS (Amazon Web Services) para darle un nuevo aire (digital) a sus sistemas. Ambas firmas trabajan en una iniciativa conocida como Renfe as a Service, una plataforma integral de movilidad (llamada dōcō) con diversas opciones de transporte para planificar viajes desde que el usuario sale de su casa hasta que llega a su destino. La clave de esta solución está en la nube. “Se están modernizando los sistemas internos y de cara al cliente. Y eso es una apuesta en servicios”, afirmó Eva Labarta, country manager para el sector público en AWS España. El acuerdo con Renfe, según la representante de la empresa estadounidense, confirma su estrategia a nivel corporativo. “Hace un año abrimos nuestro centro de procesamiento de datos en Aragón, que supuso una inversión de 2.500 millones de euros, y ahí Renfe está desplegando soluciones. Esto significa un impacto directo [para AWS]”, agregó.

Renfe no solo es un imán para las grandes corporaciones. También se ha convertido en un colaborador esencial para las pequeñas y medianas empresas de tecnología, como las start-ups, explicó Carlos Barrabés, presidente de Grupo Barrabés (una consultora, una firma de desarrollo web y una incubadora). “En España, los trenes son una parte fundamental de la innovación social. Su objetivo es hacer un país más descentralizado, pero también más sostenible”, indicó. Y en ellos está la movilidad del mañana. “Los trenes son auténticas plataformas de datos”, abundó Blanco. “Eso va a suponer que tengamos una gran oportunidad por delante para ser más productivos, para transformar los sistemas de fabricación y mantenimiento y plantear cómo será el Renfe del futuro”, concluyó.

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