millonarios extrañó a sus mejores hombres. Sin ellos, sin los grandes, fue a Manizales a ver qué podrían hacer los pequeños contra el Once Caldas en la fecha 6 de La Liga. La intención fue solo eso, una intención fallida. En la cancha, este joven dotado de azul peleó, pero resistió por las ausencias y se alzó con una derrota 1-0.

Fue un frágil Millonarios. Sin armadura para el combate. Y eso que su rival no fue ninguna caballería. Fue menos de lo que se esperaba. Gamero llamó a su nutrida cantera para que asumiera este desafío, pero la inexperiencia, como quedó visto, pesa.

Arias, Asprilla, Torres, Arévalo, Guerra… esos fueron algunos de los jugadores de azul, los que pusieron el pecho y quienes en todo caso lucharon en ausencia de los grandes que piensan en el partido de vuelta de la Copa Libertadores contra la Católica de Ecuador. La cuota de experiencia, con Alba, Larry y Jáder, no marcó diferencia.

Así que Millonarios fue otro, no el que domina, no el que sale a ganar con ambición. No, este no podía arriesgar mucho, y sin embargo, el rival no ganó cómodo.

Dayro, el verdugo

El único gol del Once Caldas dejó el desnudo que este Millonarios era otro. El pase al fondo de Torrijano, la defensa mal parada, nada concentrada, la espalda de Asprilla, a la derecha, quedó rota; marlon piedrahita, viejo zorro, apareció por allí y tiró el centro clave. En la zona había un depredador. Dayro Moreno olió sangre y fue por su presa, ni siquiera se puso a pensar, ni a mirar, sacó su remate de primera ya un ángulo, y por más que el portero Montero voló, no llegó. 1-0 durante 11 minutos. Si es todo.

Ya la resistencia es destruida. In Millonarios, con sus jóvenes fuerzas, le tocaba arriesgar, buscar alguna hazaña, que uno de sus jóvenes o uno de sus experimentados, will solve lo que parecía muy enredado. Millonarios careció de armas de ataque.

Al propio Dayro le anularon el segundo gol. Bien. Estaba Adelantado. pero el Caldas, ese que quería sacar la cabeza del ahogo que traía, anunciaba. En igualdad de condiciones, es decir, con el verdadero Millonarios, quizás otra hubiera sido la historia, al menos el trámite.

Gamero pretendía reajustarse, pero al mirar a su banco se logró que las figuras no estuvieran. Entonces mando a la cancha a Brochero, a Paredes ya Kliver Moreno, a ver si logró ocupar los extremos, a ver si alguien tenía la varita mágica. Oh, no.

El Caldas se hizo más dueño de la pelota. Su obligación era ganar en su casa contra un equipo reducido. Lo hacia. Pero la ventaja era muy poca, pues con Millonarios nunca se sabe, pensaría el DT encargado Elkín Soto.

Un tiro libre hizo vibrar el Palogrande. La pelota frenó en la barrera, un rebote insuperable para Dannovis Quiñonezy de no ser por la volada de Montero, ese hubiera sido el segundo gol.

Millonarios mejoró un poco. La necesidad del riesgo le dio alas. Arias voló con ellas y metió un cabezazo que Gamero debe gritar mentalmente como gol. Pero no.

El remate del partido recuperó un poquito de la emoción prometida. Millonarios reclamó una mano en el área que al árbitro no le pareció. Luego el Caldas es abordado con un remate fuerte y levemente desviado.

El marcador ya no se movió. El Once Caldas en crisis asoma la cabeza para respirar. Millonarios, con sus jóvenes, se fue con la cabeza en el piso.

PABLO ROMER
redactora de EL TIEMPO
@pabloRomeroET

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