Las estadísticas dicen que el 40% de la población solo limpia el suelo cuando hay polvo y suciedad visible. Pero esta percepción es muy relativa: no se ve igual en todos los materiales ni en todos los colores, y tampoco con la luz del sol o con una lámpara de techo. Y mi última experiencia con un aspirador escoba me ha demostrado que incluso cuando pensamos que una superficie está limpia, seguramente estamos equivocados.
En casa limpiamos los suelos de forma periódica: el aspirador robot pasa todos los días por la entrada y la cocina y en días alternos por toda la casa; y una vez a la semana realizamos una limpieza en profundidad con un aspirador escoba y la fregona. Por ello, mi sensación siempre ha sido que el suelo de nuestra casa estaba siempre razonablemente limpio. De ahí mi cara de sorpresa cuando probé el aspirador Gen5detect, el modelo tipo escoba más potente de Dyson hasta la fecha, y vi todo lo que había realmente en el suelo.
La clave está en uno de sus cabezales de limpieza: se trata del Fluffy Optic, que cuenta con un cepillo de suave terciopelo y que se caracteriza por incorporar una luz verde en uno de sus laterales que va iluminando el suelo y haciendo que se vea hasta la partícula más diminuta.
No es el primer aspirador que recurre a la iluminación para facilitar la limpieza. De hecho, hay múltiples modelos en el mercado que incorporan LEDs en sus cabezales (Conga RockStar 2700 Advance, Philips SpeedPro Max o Rowenta X-Force Flex 8.60, por citar algunos ejemplos). Y ni siquiera es el primero de Dyson en apostar por versiones previas de esta tecnología. Pero la evolución con el modelo Gen5detect es abismal.
En el plano técnico no hay mucha información: la firma explica que se ha rediseñado con respecto a versiones anteriores para que tenga el doble de brillo y cubra más superficie del suelo y que está pensada para que se sitúe lo más bajo posible en la tapa del cabezal para que solo ilumine la suciedad. En la práctica, en el cabezal solo vemos que uno de los laterales es algo diferente al otro, y que hay una pequeña luz en la zona baja. Pero nada que llame especialmente la atención si no sabemos lo que es, hasta que se aprieta el botón para que el aspirador se ponga en marcha: en ese momento, se enciende automáticamente como un láser de color verde, extendiéndose desde el lateral a toda la zona frontal del suelo.
La luz que todo lo muestra
El hecho de que no esté situada en el centro o distribuida por todo el cabezal tiene como consecuencia que en el lado izquierdo (mirando desde el frente) la luz sea más potente, aunque la visibilidad delante de todo el aspirador es correcta. Y la primera vez que lo pruebas, el asombro es patente: muestra cada pelo, partícula de polvo, pelusa o resto de comida; incluso revela las huellas que hasta ese momento eran totalmente invisibles.
Eso, combinado con una gran potencia de succión (262 vatios aéreos), tres modos de uso y una autonomía que se aproxima a la hora —en función del modo seleccionado y el cabezal que se emplee—, deja la sensación de que es uno de los aspiradores con los que más limpieza hemos conseguido nunca tanto en suelos cerámicos como en tarima e, incluso, en el coche. También es uno de los más caros que he probado nunca: su precio roza los 1.000 euros para el modelo que incluye más cepillos y accesorios.
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