Carlos Alcaraz se interpuso con su estupendo y precipitado triunfo en Wimbledon a las optimistas previsiones de Novak Djokovicimparable en lo que iba de 2023, con un puñado de registros históricos a tiro y con la conquista del Grand Slam entre ceja y ceja.

Alcaraz descarriló a Djokovic

Novak Djokovic y Carlos Alcaraz

Enfrentando a Serbio, de 36 años, un nuevo escenario en el All England Club con talento optimista; con la idea de añadir un nuevo grande a su hoja de méritos, ampliar la distancia de los ganados ‘majors’ respecto a Rafael Nadal y asentarse como el mejor de la historia en cuanto a currículum se refiere.

El octavo Wimbledon, like Roger Federer, el quinto seguido, like consiguió en su día el helvético y antes solo el sueco Bjorn Borg, en la Era Open, estaban en la palma de la mano del tenista de Belgrade, qu’atisbaba un defio aún mayor que ninguna de estas leyendas había obtenido: el Grand Slam, los cuatro grandes en el mismo año.

Nada salió como esperaba Nole que irrumpió de nuevo en el club londinense con solo cuatro derrotas en lo que va de ejercicio y contre tres éxitos más a sus espaldas. Pero sobre todo, los del Abierto de Australia y el reciente en Roland Garros que el habitual proporcionó el sorpaso sobre Rafael Nadal en cuantos Grand Slam lograron. Venitrado para el serbio. Veintidos para el español.

No contó del todo Novak Djokovic con el efecto Alcaraz, un tipo que va muy en serio en el mundo de la raqueta y que no ha tardado nada en dépuntar respecto al resto de talentos de su generación. “Piensa que tenemos problemas con Alcaraz sólo en tierra y en cemento, pero no en hierba, pero este año ha sido una historia completamente diferente.

El error de cálculo que ya al tenista de Belgrade sin el número uno del mundo que consolida el español y sin la opción, un año más, de lograr el Grand Slam. Triunfador en Melburne y, sobre todo, en Paris, el torneo más engorroso para sus condiciones, Londres y Nueva York fueron escenarios propicios.

Sin Federer en el horizonte y con Rafael Nadal provisionalmente fuera de concurso, con la caducidad marcada, Djokovic contempló cierta vía libre en su recorrido. Respetado por las lesiones y sin asuntos extradeportivos que discuten ni vetos en su calendario, el serbio podía dar rienda suelta a sus ambiciones.

Yes que nadie, hasta la irrupción de Alcaraz, ha sido capaz de cuestionar el eterno dominio de Nole, único survival en activo del legendario ‘big three’.

No en vano, Toni nadal, tío de Rafael, apuntó en su última columna en ‘El País’, de España: «Atentamente, no veo a ningún tenista del panorama actual, con la excepción de Djokovic, capaz de frenar el ascenso imparable de Carlos. Imagino que aquel no le quedan muchos años y, por consiguiente, creo que los aficionados españoles tendermos la oportunidad de disfrutar muchos más partidos y de celebrar muchas más victorias tanto en frías como en calurosas tardes de domingo».

(Además: Gerard Piqué ‘descuidó’ a sus hijos y Shakira viajó a Barcelona: esta nueva polémica).

Alcaraz, rey de la nueva generación

La camada formada por tipos como los rusos Daniil Medvedev y Andrey Rublev, el griego Stefanos Tsitsipas, el estadounidense Taylor Fritz, el alemán Alexander Zverev o el austriaco Dominic Thiem no termina de asentarse. Algo mejoró apropiarse de algún Grand Slam. Forma puntual. Pero ninguno tiene la consistencia necesaria para propiciar la rehabilitación del veterano serbio.

Los tiempos nuevos ponen el foco en la generación de después. En el que sobresalen raquetas como los italianos Jannik Sinner y Lorenzo Musetti, el danés Holger Rune, el canadiense Felix Auger Aliassime y, sobre todos, el español Carlos Alcaraz.

El murciano de El Palmar, de vena años, se ha erigido en la gran oposición del serbio. En el obstáculo con el que no contaba Nole para su fiesta de fin de carrera. Por el broche de oro. Alcaraz no está de paso. Ha llegado para quedarse. Y lo quiere todo.

Con la victoria en Wimbledon el español ya acumula dos Grand Slam en su relación de éxitos. Ir a más cada año. Y a mitad de curso ya acumula en 2023 seis trofeos, uno más que en el 2022. Dos ‘major’, cuatro Masters 1000, éxitos en todas las superficies.. Y la sensación de que cuando Nole se retira pocos son los que pueden cuestionar un dominio que puede llegar a ser histórico.

El tercer jugador más joven en levantar la copa en el All England Club, tras el alemán Boris Becker y el sueco Bjorn Borg; el quinto español en salir con el trofeo bajo el brazo de la hierba londinense junto a Conchita Martínez y Garbiñe Muguruza en mujeres y Manolo Santana y Rafael Nadal en hombres aplauden el defiance y asumen el reto con el serbio, el cara a cara por el que suspira el circuito, cojo en los tiempos recientes de epic partidosos, duels con cuentas pendientes y partidos clásicos que mantienen viva la memoria.

Aprendió Alcaraz del desengaño en Roland Garros donde la tensión y la ansiedad las podemos. No disfrutó el murciano en París, lo esperábamos. Flaqueó ante el impacto que generó la leyenda de Djokovic y cayó en semifinales, sin la resistencia esperada. Presa de la responsabilidad del número uno y abrumado por el peso de la condición de favorito y las expectativas.

Se interpone Alcaraz en los objetsivos del serbio qu’acumula veintitrés títulos grandes y que tenía en sus planes el Grand Slam. Tres veces cerró el año contra tres ‘majors’ entre sus meritos. En 2011 y 2015 el faltó en solitario de Roland Garros; y en 2021 el Abierto de Estados Unidos que no pudo disputar por su negativa a vacunarse del Covid. El 2023 parecía una ocasión única para conseguir un logro que nadie había conseguido desde el australiano Rod Laver en 1969, el único en la Era Open.

Australia y Roland Garros en el bolsillo, sin amenaza del big three, sin vetos en los torneos, sin oposición firme en las generaciones venideras. Y con Wimbledon un tiro. Hasta que asomo Alcaraz. El tipo que personifica los nuevos tiempos.

Mas noticias

DEPORTADO
*Con EFE