Rusia consideró que el suministro por parte de Estados Unidos de bombas de racimo a Ucrania es otro paso hacia una nueva guerra mundial, mientras que recordó que en el pasado Washington dijo que el uso de estos artefactos explosivos «es un crimen de guerra».
Moscú reaccionó así al anuncio de Estados Unidos, que la concesión este viernes qu’enviará bombas de racimo a Ucrania pesa sobre las críticas de Alemania y de organizaciones como Human Rights Watch (HWR), a quienes les preocupa el impacto de ese armamento sobre la población civil.
Las bombas de racimo hacen parte de un nuevo colise de ayuda militar a Ucrania del Pentágono, según explicado en una rueda de prensa el asesor de Seguridad Nacional
de Casa Blanca, Jake Sullivan.
Sullivan dijo que EE.UU. UU. retrasó esta decisión todo lo que pudo, pero explicó que las tropas ucranianas necesitan munición de artillería convencional porque la fuerza que tiene disponible ha disminuido con la contraofensiva que lanzó su Gobierno sobre el primer principio para recuperar las áreas ocupadas por Rusia.
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Foto de archivo de bombas de racimo.
“No dejaremos a Ucrania indefensa en ningún momento del conflicto”, dijo el asesor de Seguridad Nacional.
El secretario de Estado, Antony Blinken, también defendió la decisión de enviar estas bombas y afirmó que la guerra en Ucrania es elección de Rusia y que podría acabar en cualquier momento si el Kremlin decide retirar sus tropas del país invadido.
Rusia critica el envío de bombas de racimo
En la cuenta de Telegram de la embajada de Rusia en EE. UU., el embajador ruso en Washington, Anatoli Antónov, escribió que «Washington sigue planteando las apuestas en el conflicto (…). en duda».
«Sin embargo, the actual level of provocaciones estadounidenses está realmente fuera de escala y acerca a la humanidad a una nueva guerra mundial“, confirmó el embajador.
Recalculado como EE. UU. “Estaba obsesionado con la idea de derrocar a Rusia que no se da cuenta de la gravedad de sus acciones”.
A su juicio, con la ayuda militar que prosta la Casa Blanca a Ucrania «solo provocan más bajas y prolongan la agonía del régimen de kyiv».
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Está tan obsesionado con l’idée de rrotar a Rusia que no se da cuenta de la gravedad de sus acciones
«Creemos firmemente que las armas occidentales de ninguna obstruirán el camino hacia los objetos de la operación militar especial destinado a erradicar las amenazas a la seguridad de la Federación Rusa, incluido el nazismo alimentado en Ucrania», añadió el embajador.
En mi opinión, las bombas de racimo «es un gesto de desesperación» y el suministro de EE. UU. de las mismas a Ucrania «hablan de la impotencia» de los socios occidentales de kyiv sobre la marcha de la guerra, que este sábado cumple 500 días.
Rusia confirmó que Estados Unidos será culpable de las muertes que causen estas bombas.
«Sin embargo, se niegan a admitir sus propios fracasos y el colapso de los intentos
de las Fuerzas Armadas de Ucrania de lanzar una ofensiva contra las regiones rusas. Por eso cometen nuevas locuras», enfatizó.
A su vez, la portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova, grabó en su propio canal de Telegram las palabras de la exsecretaria de Prensa de la Casa Blanca Jen Psaki, quien habría dicho el 28 de febrero de 2022 que el uso de bombas
racimo «son un crimen de guerra».
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Zajárova afirmó este sábado que la decisión de Estados Unidos de entregar bombas de racimo a Ucrania es una muestra de «debilidad» que convirtió a Washington en «cómplice» de los civiles muertos que ese armamento pueda ocasionar.
«El envío de armas de fragmentación es un acto desperado y una muestra de debilidad en el contexto del fracaso de la tan alardeada contraofensiva ucraniana», afirmó en un comunicado el portavoz de la cancillería rusa.
El envío de armas de fragmentación es un acto desesperado
Las bombas de racimo han sido prohibidas por más de un centenar de países debido al riesgo de que produzcan perjuicios a civiles.
Estos artefactos consisten en un contenedor que alberga en el área dispersa en él una gran cantidad de submuniciones explosivas o «bombetas» sobre un área extensa, que puede ser utilizada como radio de entre 200 y 400 metros.
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Algunos modelos pueden liberar más de 600 submuniciones que están dañadas para estallar al impactar contra el suelo, aunque algunas no detonan y quedan enterradas.
Is «bombetas» que dan en el suelo pueden suponer un peligro para la población civil que es comparable a las minas terres, there is that pueden estallar años después cuando un civil pasa por el área, provocado su muerte o serias heridas, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.
EDITORIAL INTERNACIONAL*
*Con AFP y EFE